El Leganés volvió a ganar para seguir haciéndose fuerte en Butarque en un duelo que entrañaba un “exceso de responsabilidad”, en palabras de Nafti. La complicada situación que atravesaban ambos equipos hacía del choque un partido clave capaz de marcar un punto de inflexión, para bien o para mal, en cualquiera de los dos equipos. Y así fue.

De esa tensión derivó el respeto que se tuvieron ambos equipos. Poca producción ofensiva en el primer tiempo, con mucho juego en el centro del campo y con escasas opciones de que se moviese el marcador. Eso provocó que Nafti moviese el equipo al término de los primeros 45’, buscando afrontar el segundo tramo de otra manera. Y así lo hizo.

La entrada de Gaku Shibasaki dio otro aire al equipo, que junto con Cissé en el centro del campo empezaron a encadenar llegadas a la portería de Cristián Álvarez. El jovencísimo mediocentro guineano debutaba como titular con la camiseta del Leganés, y fue el encargado de abrir la lata con un tiro cruzado. “Cissé juega como si jugara con sus amigos en el barrio y esa frescura nos viene bien”, dijo Nafti al terminar el partido.

Después de ese gol, el Zaragoza se echó para arriba y descuidó la defensa. Uno de esos huecos fue aprovechado por Arnáiz, que gracias a la visión de Gaku pudo doblar la renta regateando al guardameta maño.

Parecía que todo estaba dicho, de hecho Butarque respiraba y veía a su equipo habiendo solventado una difícil papeleta sin demasiadas dificultades, pero hubo que sufrir. En el minuto 89 Azón remataba un centro lateral para recortar distancias, y en el descuento el Zaragoza pidió un penalti sobre Fran Gámez que el VAR, para respiro de todos los pepineros, no concedió.

Nafti afirmó que se trata de una victoria “de cuatro puntos”, que permite respirar, pero que tan solo supone “24 horas de felicidad”. El franco-tunecino no quiere caer en la confianza mal entendida y es sabedor de que “vamos a sufrir mucho en estos tres meses”.