El mal funcionamiento de las bibliotecas públicas en Leganés no es refutado ni por el propio Gobierno local. La falta de personal hace que las aperturas o cierres de las mismas dependan de los encargados de los que pueda disponerse un día u otro en concreto.  En el mejor de los casos hay, y no siempre, una persona encargada de abrir y cerrar la biblioteca.

A un problema que se ha convertido en cotidiano se une el hecho de que ya se hayan producido, y denunciado, robos en las mismas. A principios del pasado mes de mayo, dos individuos irrumpieron en las biblioteca del Centro Cívico Rigoberta Menchú y sustrajeron dos ordenadores portátiles aprovechando que sus propietarios habían salido a tomar un rato el aire. Este hecho está denunciado a la policía.

A los pocos días, un padre de una joven que se encontraba ese día en la biblioteca elevó una sugerencia al Ayuntamiento para mejorar la seguridad de las mismas con cámaras de vigilancia o contratación de vigilancia que actuaran de forma disuasoria.

El Ayuntamiento respondió por escrito el pasado 27 de mayo, admitiendo los hechos pero dejando claro que «en cuanto a lo de instalar cámaras de seguridad o contratar personal de seguridad, le informo que en estos momentos no contamos con el presupuesto necesario para atender esa demanda». La falta de presupuesto para que los jóvenes de Leganés puedan estar más seguros en las bibliotecas se contradice con los anuncios de alcalde, el socialista Santiago Llorente, en cuanto al elevado superávit de las arcas municipales,

El escrito municipal, que admite que la bibliotecaria no estaba en las sala en el momento de los hechos, también señala a los jóvenes que sufrieron el robo: «Afortunadamente la frecuencia de estas situaciones en la biblioteca es mínima ya que los usuarios no suelen perder de vista sus pertenencias, como ocurre en cualquier lugar público frecuentado por muchas personas a diario».

Al habla con este periódico, el padre que elevó la sugerencia ha apuntado que «es menos importante el hecho de que roben dos ordenadores a que exista la posibilidad real de que nuestros hijos puedan sufrir violencia física antes de robarles o algo peor. Hasta el personal tiene miedo. Se trata de prevenir antes que lamentar», explicó.