Investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid, junto con algunos de la Politécnica y de otras entidades colaboradoras, han diseñado un nuevo biochip que simplifica el proceso de fabricación de piel in vitro en laboratorio y de otros tejidos complejos de múltiples capas. Estos productos se emplean para el testeo de medicamentos y cosméticos, que por directiva europea no se pueden distribuir productos probados sobre pieles de animales.

Leticia Valencia, una de las investigadoras del proyecto, afirma que «nuestra tecnología es barata, accesible para cualquier laboratorio y versátil, ya que se pueden modificar los diseños prácticamente a un coste cero». Se trata, por tanto, de un nuevo método de fabricación más abierto y adaptado a los nuevos tiempos que corren, asumiendo las directrices sobre investigación animal que fomentan el uso de las 3R’s (Reemplazar, Reducir y Refinar).

Aunque la tecnología permita una personalización casi exacta de la piel de un individuo concreto, los investigadores descartan que tenga un uso práctico en implantes de piel. Pero ponen en valor su trabajo ya que permitirá realizar estudios sobre modelos personalizados de piel y ver la respuesta de un paciente concreto a un tratamiento o medicamento.

Los futuros retos, destacan desde la Universidad, radican en conseguir una piel madura, con una epidermis completamente diferenciada, además de la integración de biosensores que permitan monitorizar en tiempo real el estado de la piel como método de testeo.